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La instalación de Gilberto Zorio, titulada “Los zorios”. Consiste en un móvil colgado del techo, dividido en un parte que expulsa aire con tinte azul y que pinta la pared y otro extremo que tiene una bola de metal.

Al activarse el soplador hace un gran estruendo y provoca que se mueva y choque la bola de metal con la pared, dejándola marcada.

La sensación que se experimenta es una mezcla de sensaciones, te inunda el sonido del soplador, poniendo músculos del rostro en tensión a causa del fuerte estruendo. Una vez se detiene el mecanismo el silencio se duplica y te vuelves consciente del tiempo que ha transcurrido mientras observabas la obra.